jueves, 6 de octubre de 2011

HUMBERTO PEREZ FALCON





¿POR QUÉ ES NECESARIO
EL NACIONALISMO EN EL PERU?

HUMBERTO PEREZ FALCON

La urgencia de ir señalando nuestro perfil ideológico en presencia del crecimiento de adeptos a nuestra postura política, nos hace adelantar en forma resumida los principios que guían nuestro accionar, señalar las pautas de creencias sobre las cuales se asientan la estructura formalizada de sus cuadros, se hacía pues, perentorio el esbozo general de nuestro esquema doctrinario.

Se suele confundir Patriotismo con Nacionalismo, lo primero es el “amor a la patria, amor obligado, latente que aflora circunstancialmente es atributo y obligación de todo los habitantes del país, debería relacionarse con el civismo y ser norma permanente de su ejercicio”, desgraciadamente no es así, y la población lo califica peyorativamente. Ser patriota resulta desde un largo tiempo sinónimo de tonto, de sacrificio, cuando se demanda nada más que el cumplimiento de un deber, se exige el patriotismo y su ejecución como algo forzado.

El Nacionalismo es una Doctrina, una Conducta un Estilo, se puede ser Patriota sin ser Nacionalista, pero no se puede ser Nacionalista sin ser patriota. Nacionalismo no es querer más a la patria, sin quererla de diferente manera, el ejercicio del Nacionalismo se da siendo más activa, más militante, todas las horas del día, todo aquel que trabaja y sirve a su pueblo.

El Patriota tiene un “amor epidérmico” por los suyos. El Nacionalista un “amor visceral”, arranca de las entrañas, le duele dolor de su pueblo y el desquicio de sus tradiciones e instituciones. Pero actuará para poner remedio a estos males, porque no es espectador del drama, sino trata de actuar en cualquier lugar y en toda medida, no es mero quejoso, ni lloriquea sobre el desquicio, sino que opera sobre los remedios adecuados, no está dispuesto a las cataplasmas, sino procura un cambio drástico, radical, revolucionario. Sabe el Nacionalista que los tiempos se agotan y urge incitar el desmonte de estructuras anquilosadas y sustituirlas por otras de nuestro cuño, con la impronta peruana, buscando las certezas positivas del ayer y con las dramáticas realidades del presente.





El Nacionalismo pesa:

Posiblemente, herederos de un rico patrimonio cultural y creaciones políticas ejemplares, el pasado nos limita, como si el ejemplo de ayer sea carga muy pesada. Deshecho el Imperio Tawantinsuyano, los ocupantes españoles siguieron hasta el año 1776, guardando los limites, que configuraban ese gran espacio geopolítico. La Independencia quiebra el armazón originario del Perú, cedimos ante la presencia de Simón Bolívar, no solo nuestro puerto natural, Guayaquil, y también un costado valioso de ese cuerpo que fue Bolivia -que pasa a ser independiente-, así como el Alto Perú, desde ese momento están asignados por parecidos destinos que hoy palpamos. Ambas republiquetas y la provincia de Huayanas siguen solitarios caminos sin encontrar un rumbo. Hay en ese largo camino republicano, algunos intentos de corregir las separaciones antinaturales, pero ellas se pierden en un proyecto común, y por intereses de vecinos celosos de esa Gran Confederación, saboteando el intento de unidad, estamos en los tumbos sin ni siquiera dibujar una propuesta nativa al entorno y médula del país que habitamos.

Nacionalismo doctrinario:

“El hecho nacional es una realidad histórica, implica no solo un sentido geográfico en un sentimiento de apogeo a los lugares de origen, una conciencia de intereses comunes. Es más que eso, y soslayando las grandes etapas del Nacionalismo desde los siglos XVI y XVII cuando van adquiriendo rasgos definitorios para transformarse en una de las fuerzas básicas de la historia de nuestros días”, escribe Francisco Gutiérrez Contreras (Nación, Nacionalidad, Nacionalismo) y agregamos que D.K. Deutsch dice en el libro “El Nacionalismo y sus alternativas”: “Si bien, un avión a reacción puede recorrer en menos de una hora el territorio de una nación de dimensiones medianas, y uno de los muchos satélites que giran alrededor de la tierra puede hacer otro en menos de dos minutos, el Nacionalismo es aún hoy una fuerza política más poderosa del mundo en dimensiones aún más desconocida”.

Esta pues fuerte y vital la doctrina que deberá interpretar las apetencias no satisfechas por el colapso del marxismo, ni del inhumano planteo liberal. Ya la Izquierda no ataca con el vigor de otros tiempos. En el futuro tratará de vestirse de ropajes de signo nacional. Confundidos y sin rumbo querrá extraer del rico veneno de las esencias nacionales, el camino que marcaban antes sus patrones foráneos. Ni Pekín ni Moscú están en condiciones, hoy, de señalarse como ejemplos. Sus clamorosas derrotas obedecen más al fracaso de su doctrina, que por algún evento bélico. No han servido para crear el prometido paraíso a tanto inútil sacrificio. Por otro lado, el Liberalismo que pretende ponerse el ropaje ya deshilachado de la Economía de Mercado del “Estado ocioso” del “dejar pasar, dejar hacer”, deslumbrándonos con espejismos que se dan en otras latitudes. Porque habría que hacerse la pregunta medular: ¿Las democracias son prosperas? ¿Por qué son democráticas y no son prosperas?

En este concepto básico se ciñe todo el planteo que presidirá nuestra lucha. El mal ejemplo de “Los Tigres del Asia”, no nos sirve. Son meras factorías sociales no solo de contenidos éticos y espirituales, por lo tanto carentes de propósitos trascendentales, sino naciones de engañosa complejidad, simples euforias transitivas ligados hasta el tuétano con países centrales que al menor obstáculo se irán con el pan y la limosna. Con esos ejemplos no se ventila un país en serio, y como diría Spengler un “Estado en forma”.

Cuando todo está teñido de Liberalismo, y ésta pareciera ser la forma sacrosanta de las soluciones como ayer lo pretendió el Comunismo, creemos nosotros que es posible y necesario una alternativa central. Sin el vaciamiento de los valores nacionales -que se pretendió por un lado-, rescatando un rol, orientador, planificador, ejecutor del Estado, ningún Nacionalismo es posible. No olvidemos que el Estado, falla, por la corrompida actuación de quienes lo manejaron. Ya el Comunismo y el Liberalismo, por mucho tiempo dispusieron del Estado, para aplicar la bien dichosa formula que hoy prometen ¿acaso el Perú no estuvo por mucho tiempo en manos de grupos liberales? ¿Por qué antes no aplicaron las formulas salvadoras?

En el Perú nunca hubo un gobierno doctrinariamente Nacionalista. Intentos mediatizados por grupúsculos politiqueros que llevaron a su estrepitoso fracaso, no puede aludirse como una experiencia fallida (nos referimos al gobierno de Juan Velasco Alvarado). Desgraciadamente venimos por la pendiente hace más de 50 años, porque el Nacionalismo no consiste en meterse en todo, sino en cómo funciona, instrumentando un propósito, organizando las Instituciones, Proyectos, Sociedad y Estado, para luego si, encaminar un gobierno serio.

Por eso dejamos claro que el MANPE es el único Movimiento Nacionalista en el Perú formado por civiles, hombres, mujeres, jóvenes, etc. de distintas clases sociales, y que en su entorno, respeta a las instituciones del Estado, nuestras Fuerzas Armadas -Ejército, Marina, Aviación-, que son instituciones para la defensa de nuestra patria.

Rencor y falacia:

Es llamativo el temor que cierto Liberalismo “aggionado” siente por el crecimiento del Nacionalismo. Mario Vargas Llosa derrotado clamorosamente en 1990, se desgañita en escribir contra el Nacionalismo. Todavía no aprende la lección del pueblo; deberá contar y mejor las pulsaciones de la sociedad, y reconocer a más Nacionalistas que día a día crecen en el Perú y el mundo, y ante esa idea que el profesa, posiblemente la gente hubiera preferido un rostro cholo, aunque esa denominación le moleste.

En el mismo diario “El Comercio” donde colabora Vargas Llosa –cuestionando el Nacionalismo-, el gran escritor venezolano Uslar Pietri, con el título de “La Vuelta del Nacionalismo” dice: “No necesitamos importar remedios cuando el boticario peruano, nos recetaba los mismo, y menos quien en nombre del pragmatismo defrauda a sus lectores.
Señala también que en el mundo entero habría que tener en cuenta no solo lo que visiblemente está desapareciendo –como es el caso del bloque del poder soviético y de la ideología comunista-, sino también lo que súbitamente ha comenzado a emerger para llenar ese vacío, lo que parece haber reaparecido con mayor fuerza, es la vieja fe Nacionalista”.

Noviembre de 1992



HUMBERTO PEREZ FALCON

3 comentarios:

  1. UN NACIONALISMO QUE DEPENDE DE LOS PENSAMIENTOS EUROPEOS NO ES MAS Q OTRA ALIENACIÓN, Y DELATA LA POBREZA INTELECTUAL DE QUIEN LO ORIGINA
    El SRDEMOCHE

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  2. Benito Huamán Julca22 de diciembre de 2013, 9:25

    Es un traba-pensamiento entre el concepto patriotismo y Nacionalismo, según, Humberto Pérez F. Para mí el Patrio y Nacionalismo son uña y mugre,No puedes ser nacionalista sin tener patria, tampoco patria sin ser Nacionalista..como los Kurdos que son más de 70 millones de nacionalistas sin tener un metro cuadrado de Patria.

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  3. ¡VIVA EL MANPISMO!
    (Responsabilidad, Honradez y patriotismo)

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